Vigésimo séptimo día del Omer de la cuarta semana:
Conspirar, traicionar la confianza, hablar mal de las autoridades, de las personas que amamos, de aquellos que nos han servido, nos enseñan, nos protegen, nos han bendecido con su amistad, oraciones, favores, de nuestras parejas, de nuestros Padres, hijos, de nuestros amigos, etc.
La conspiración no necesariamente es un instrumento que se usa en asuntos de estado o de gobierno o de crítica o inconformidad con algunas actuaciones de alguna autoridad formal establecida, también es asociada con la falta de lealtad con principios, valores, comportamientos, reglas o estatutos, estilos de ejercer autoridad o influencia sobre nosotros o sobre grupos humanos.
Todas estas conductas están asociadas con la inseguridad, el complejo de inferioridad, la culpa, la incapacidad, la mediocridad, la falta de sinceridad y la hipocresía, la codicia o la ignorancia de las escrituras o la dureza de corazón para reconocerlas y acatarlas.
El conspirador puede ser de la confianza o no de las personas o las estructuras sociales de cualquier índole que ataca, generalmente supone para Él, que tiene más conocimiento o destreza o capacidad para desempeñarse que la persona o personas objetivo de su accionar.
Pero en la mayoría de los casos hay traición de la confianza, se desfalca la fe, no hay lealtad o fidelidad, y eso corroe la estructura del pueblo y de la sociedad, aún de la familia, y quita todo valor y estima de la persona.
Es más fácil perdonar la ineptitud y la mediocridad que la deslealtad y la traición.
Nosotros mismos a veces somos poco fieles y leales para con el Creador y lo traicionamos con nuestra actitud de confiar más en nuestras propias fuerzas y en nuestra razón o criterio que en sus promesas y pactos, desconfiamos de la manera en que gobierna nuestras vidas y la creación, decimos con gran facilidad, que las cosas quedaron mal distribuidas y que hay gran injusticia por la Inmensa cantidad de pobreza que vemos, de hombres violentos y corruptos que viven aprovechándose de las necesidades y las debilidades de los impotentes y desesperanzados, que no les queda más que vender sus conciencias y su propia subsistencia y estima por migajas y humillaciones.
Conspiramos contra Él, cuándo, no le tememos y creemos que nada nos pasara si transgredimos tal cual la ley o mandamiento y luego reclamamos su justicia y favor como si fuera un derecho adquirido e incondicional.
Lo traicionamos cuando Él, ha depositado en nosotros la confianza de ser sus administradores, sus mayordomos de la creación, de los dones y bienes que deben ser usados para la grandeza de su nombre y de su reino, y los usamos en las cosas más impropias y contrarias a su voluntad que se nos ocurren y las justificamos con la aplicación de nuestro parecer y propia interpretación de sus propósitos.
¿No es acaso una traición, usar en forma indebida sus enseñanzas para cambiarlas y engañar así a su pueblo y a sus hijos?, si Él, ¿depósito en nuestro corazón y nuestra mente su palabra (la TORÁH) como es posible que nosotros prefiramos las enseñanzas de los hombres en forma prioritaria o en vez de ella?, que impulsa al hombre a dudar de su soberanía, poder y misericordia, ¿de sus promesas, bendiciones y pactos?
¿Quién se cree el Hombre para negar que Él, le dio la vida, y todo lo que tiene y entonces negarse a reconocerlo en todo lo que le acontece?, como no darle toda la autoridad y permitirle que Él, ¿controle todo y toda mi vida?
Muy poca fidelidad y lealtad tenemos para con Él, nuestro testimonio lo manifiesta, cada que nos quejamos, cada que no lo reconocemos y no lo bendecimos y no damos gracias por los infinitos favores empezando por la vida que nos deja vivir y disfrutar cada día, por nuestra familia, por la salud, por el lugar que nos da para reposar y comer, por edificarnos espiritualmente y por poder alabarlo, en fin, por todo.
Padre perdónanos por todo lo que te hemos faltado también en esta área tan sensible para ti, pareciera que en este proceso de limpieza en nada hemos cortado estas situaciones y es verdad, nos duele admitirlo pero hemos sido necios y duros de corazón y sabes, lo peor es que creíamos que estábamos haciendo las cosas bien, que ceguera, que velo y que pena contigo Padre, de verdad, con todo nuestro corazón, nos duele haber sido tan pobres en nuestra respuesta a tu extraordinaria y eterna misericordia y amor, por favor perdónanos y olvida y danos la oportunidad de no volver a caer en éstas cosas ni en las otras que has recibido como sacrificio en esta Purificación del Omer, amado Padre, ten compasión de nosotros, así sea.
BARÚJ ATÁ יהוה, ELOHÉINU MÉLEJ HAOLÁM, ASHÉR KIDSHÁNU BEMITZVOTÁV, VETZIVÁNU AL SEFIRÁT HAÓMER, BESHEM יהושועה MESHIJEINU.
Bendito eres Tú, יהוה nuestro Elohim, Rey del universo, que nos ha santificado con sus mandamientos, y nos ha ordenado lo concerniente a la cuenta del Omer, en el Nombre de יהושועה nuestro Mashiaj.
Hoy es el día 27 de la cuenta del Omer, o sea sexto día de la cuarta semana, faltando 22 días para Shavuot.
Su siervo,
IOSHIYAHU BEN IEHUDÁH